Caracas.- Las próximas elecciones municipales pautadas para el 27 de julio de 2025 en Venezuela no son un evento electoral más; representan una oportunidad fundamental para el fortalecimiento de la democracia local y, por ende, de la nación en su conjunto.
A menudo, el foco de la atención política recae en los comicios presidenciales o parlamentarios, olvidando que es en el ámbito municipal donde se construye la cotidianidad del ciudadano, donde se resuelven los problemas más inmediatos y donde la gestión pública tiene su rostro más cercano.
La importancia de estas elecciones radica en que los gobiernos locales son la primera línea de respuesta a las necesidades de la comunidad. Un alcalde o una alcaldesa, junto a sus concejales, tienen en sus manos la responsabilidad de gestionar servicios públicos esenciales como el agua, la recolección de basura, el mantenimiento de calles, la seguridad ciudadana a nivel local, el desarrollo de espacios públicos y la promoción de la cultura y el deporte. Son ellos quienes conocen de primera mano las particularidades de cada barrio, sector o comunidad. Elegir a las personas idóneas para estas responsabilidades es, por tanto, un acto de profunda relevancia para la calidad de vida de cada venezolano.
En este contexto, la participación ciudadana se erige como el pilar fundamental para el éxito de este proceso
Es imperativo combatir la abstención, esa enfermedad silenciosa que debilita el tejido democrático. Cada voto depositado es una expresión de voluntad, un mandato claro de lo que se espera de quienes asumirán las riendas de nuestros municipios. Abstenerse es renunciar a la posibilidad de influir en el destino de nuestra comunidad, es ceder la decisión a otros y, en última instancia, es desaprovechar la herramienta más poderosa que tenemos para el cambio y la rendición de cuentas: el sufragio.
Es crucial que los ciudadanos comprendamos que el voto municipal es estratégico. No se trata solo de elegir un partido político, sino de seleccionar a los líderes con la capacidad de gestión, la probidad y el compromiso real con su gente. La participación masiva y consciente envía un mensaje inequívoco sobre la madurez democrática de nuestra sociedad y fortalece la legitimidad de las autoridades electas.
Paralelamente, la debida organización electoral por parte de las instituciones competentes es un factor insoslayable para que este proceso llegue a feliz término. Un proceso electoral transparente, justo y eficiente genera confianza en la ciudadanía y garantiza que la voluntad popular sea respetada. Esto implica una logística impecable, la correcta conformación de las mesas electorales, la capacitación adecuada del personal, la garantía de la seguridad en los centros de votación y la celeridad en la divulgación de los resultados. La organización no es un mero detalle técnico; es la base sobre la cual se asienta la credibilidad de todo el sistema electoral.
Las elecciones del 27 de julio de 2025 son una cita con el futuro de nuestros municipios. Son la oportunidad de empoderar a nuestras comunidades, de exigir una gestión más eficiente y cercana, y de reafirmar el compromiso de los venezolanos con la vía democrática para la resolución de nuestros desafíos. Participemos masivamente, informadamente y con la convicción de que cada voto cuenta para construir la Venezuela Posible que deseamos, comenzando por el espacio más vital: nuestro propio municipio.
Ing. Mildrex Fernández
Secretaria general nacional adjunta de Copei